¡Borra la edad en tu mirada!

Redacción PlanetLook11/11/2014
Cejas caídas, párpados con pliegues, ojos hundidos, bolsas cada vez más pronunciadas... El envejecimiento de la zona periorbital es uno de los más temidos. La lipotransferencia en ojos y óvalo ocular es lo último en técnicas para reestructurar la belleza de la mirada.
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Cejas caídas, párpados con pliegues, ojos hundidos, bolsas cada vez más pronunciadas... El envejecimiento de la zona periorbital es uno de los más temidos, pero aún así de los más recurrentes, sobre todo a partir de los 35-40 años. Rubén Guilarte, cirujano plástico, nos expone las virtudes de la lipo transferencia, es decir infiltraciones de grasa en los ojos y sus alrededores: un tratamiento rápido con resultados excelentes.

El envejecimiento de la mirada ha sido, tradicionalmente, uno de las asignaturas pendientes de la cirugía plástica que, hasta ahora, se había centrado más en los avances realizados en el interior de la órbita. Gracias a las investigaciones del cirujano estadounidense Val Lambros, hoy en día se conocen mejor las alteraciones en el exterior de la cuenca ocular. Así pues, el envejecimiento de la mirada puede producirse por dos factores determinantes:

  • Pérdida de densidad

La piel de la órbita de una persona joven se caracteriza por una gran densidad, algo que visualmente la hace mucho más rellena. Con los años, se produce un aumento del tamaño de la órbita y, debido a la ley de la gravedad, la piel sufre un estiramiento, ya que la grasa tiene que desplazarse y tiende a hacerlo hacia abajo. Además, con los años los tejidos cutáneos van perdiendo tersura y resistencia, y empiezan a descolgarse, sobre todo a partir de la cuarentena.

  • Disminución de volumen a dos niveles

Con el paso de los años, se produce en la zona orbital una reabsorción de la grasa, además de la pérdida de densidad ósea. Este proceso afecta a la anatomía del ojo y sus alrededores: la zona inmediatamente inferior a las cejas se cae, el párpado superior pierde turgencia y los ojos se hunden en las cuencas.

Así pues, con el paso de los años el hueso periorbitario comienza a sufrir presión en forma de osteoporosis y, a la vez, disminuye la grasa subdérmica, que se encuentra dividida en cuatro sectores de la zona orbital:

  • Grasa Roof: se encuentra debajo de la ceja y, generalmente, empieza a atrofiarse a partir de los 30 años, lo que se traduce con la caída del párpado superior. El resultado es una mirada más cansada y triste.
  • Grasa Soof: se encuentra debajo de la párpado inferior. Con los años, da lugar a las bolsas que se encuentran justo encima de los pómulos.
  • Grasa Intersepto: se trata de una bolsita de grasa que se encuentra entre los compartimentos grasos medio e interno del párpado superior. Cuando disminuye, el ojo se hunde en la órbita ocular y adquiere forma de A pronunciada.
  • Grasa Preseptal: se sitúa justo encima de la inserción del septo del párpado inferior y es la responsable de la formación de ojeras. Cuando el volumen disminuye, al encontrarse las estructuras adyacentes menos elásticas y más distensibles, sobresale hacia fuera provocando las temidas bolsas.

¿Solución?

Según el doctor Rubén Guilarte lo ideal para solucionar el envejecimiento en la mirada es combinar la clásica blefaroplastia transconjuntival –intervención que extrae los cúmulos de grasa del párpado inferior, que generan las bolsas– con la lipoestructura periorbitaria, mediante la que se consigue un rejuvenecimiento integral de la mirada de manera sencilla y muy natural. "Se trata de una técnica ideada para compensar la pérdida de grasa y también de hueso periorbitario, ya que la lipotransferencia se realiza a nivel submuscular y preóseo", explica el doctor Guilarte. "Generalmente es un abordaje indicado para personas que sobrepasan los 50 años, aunque en la práctica me he encontrado más de una vez con deformidades pronunciadas en chicas de no más de 35", añade el doctor.

La intervención tienen una duración máxima de una hora (dos horas si se combina con la blefaroplastia) y el paciente puede marcharse a su domicilio nada más terminarla. El tiempo de recuperación es de tan sólo dos semanas, con excelentes resultados muy duraderos. La grasa infiltrada no se pierde con el paso de los años, así pues, mientras la órbita seguirá envejeciendo, lo hará desde un ángulo mucho más jovial. Además, también se reduce el efecto "exceso de párpado", se eliminan las bolsas, se revitaliza el tejido de toda la zona orbital, se alisa el párpado superior y se eleva el extremo exterior de la ceja.

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