El daño del LOW COST

Redacción PlanetLook04/10/2018
El low cost ha llegado a la peluquería española con precios reventados. Es una competencia desleal basada en productos de baja calidad y explotación de los trabajadores. E incluso se ha detectado un caso blanqueo de capitales vinculado a estos centros.

El mundo está cambiando: el cliente busca comodidad, precio, disponibilidad y poder elegir. Hay un nicho de mercado: un público que quiere un servicio básico y un precio bajo. Cuando se habla de low cost en peluquería se confunden diferentes tipos de negocio, pero esta vez analizarmos los que ofrecen servicios a precios exageradamente bajos.

El low cost auténtico

Los números tienen que salir. Estos negocios se basan en tres factores: un público poco exigente atraído por el precio, productos baratos y explotación de los trabajadores. También hemos detectado a empresas de este tipo que ofertan franquicias que no apoyan a los franquiciados lo cual constituye un engaño a los inversores. En un low cost de peluquería es bastante sencillo declarar 10 servicios cuando se han hecho 5. De hecho, la policia está investigando una de estas firmas por blanqueo de capitales.

Productos a precio bajo

Muchos consumidores piensan que los productos profesionales son más o menos parecidos. Un tinte puede costar 8€ o más por unidad a un peluquero. Evidentemente los de las ofertas de un tinte a 5€ son otros.
Cuando se adquieren grandes volúmenes, el comprador se beneficia de todo tipo de descuentos y rappels obteniendo un precio más bajo. No obstante, estas cadenas exigen un precio por unidad: un tinte a 1€ o menos. Nos consta que algunos fabricantes se han negado a suministrarlos porque a ese coste no pueden garantizar unos mínimos de calidad. Ahora bien, siempre hay quien está dispuesto a proveer productos a esos precios, aquí y fuera de nuestras fronteras.

Trabajadores sin descanso

A unos productos de baja calidad se une un personal poco cualificado sin apenas experiencia y que tampoco sabe tratar al cliente. Las condiciones laborales se pueden calificar casi siempre de abusivas. Los trabajadores suelen estar asegurados. Pero, algunos están contratados sólo unas horas al día cuando hacen jornadas completas. Otros no cobran en función de su rango laboral según convenio. A veces, les obligan a facturar un mínimo diario y no pueden irse hasta alcanzar esa cifra. En otras firmas, exigen a los peluqueros a aportar sus herramientas (secador, plancha, tijeras, peines…), lo cual es contrario a lo establecido en el Convenio Colectivo de Galicia, por ejemplo. Los empleados rara vez se atreven a denunciar y las inspecciones de trabajo tienen apenas repercusión.
Los peluqueros, además, se quejan de una altísima carga de trabajo que les impide dedicar el tiempo necesario a cada cliente, limitándose a rápidos acabados.
Muchos de estos trabajadores son jóvenes que sólo quieren coger experiencia. Sus sueños se estrellan contra esta realidad y abandonan la profesión aburridos, cansados y quemados. Para un joven, el haber estado en uno de estos salones se convierte en un borrón en su currículum: difícilmente se incorporará a un buen equipo de peluquería.

El cliente

Estos centros ofrecen precios bajos y amplios horarios de atención al público. No admiten reservas. El cliente coge un tiquet al llegar y no puede elegir peluquero. La atención al cliente es mínima.

Afecta a todo el sector

En un low cost se pueden encontrar productos de mala calidad y personal poco calificado, desmotivado y quemado. ¿Consecuencias? Los foros de internet están llenos de quejas. En las conversaciones entre amigos se deslizan anécdotas de cabellos destrozados y de colores no deseados. Esto se traduce en una mala imagen para el sector. Las asociaciones de peluquería reclaman una legislación más estricta que proteja al consumidor y a los negocios que cumplen con la ley.

En que se basan las low cost

• Productos baratos
• Trabajadores a destajo
• Mucha afluencia de clientes
• Márgenes de beneficio muy pequeños
• Alta rotación de trabajadores

Consecuencias de low cost

• Productos de mala calidad + personal desmotivado y quemado = bomba de reclamaciones.
• Para un joven, “su proyección profesional va a ser nula, pues no tendrá un buen referente que le enseñe”.
• Puede desprofesionalizar aún más el sector.
• Con sueldos bajos y costes pequeños… la duda está servida.
• Al cliente sólo se le puede engañar una vez. Si se siente estafado y engañado, no volverá.
• Las quejas abundan en internet proyectando una mala imagen que repercute a todo el sector.
• Una mayor regulación protegería por igual al profesional de la competencia desleal y al cliente.

Expertos entrevistados:
Álex Dobao, de Business Advisors. Marcos González Atrio, Presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de Peluquería y Estética de Pontevedra (APEP) y Secretario de la Federación Galega de Peluquería y Estética de Galicia (Fepega). Mario Rabadán, responsable de comunicación y miembro de la Junta Directiva de Aseimpeva (Asociación de Empresarios de Imagen Personal de Valladolid)
Fuentes:
Diari de Tarragona; Granada hoy; www.ileon.com; www.libremercado.com; Diversos foros de internet

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