El Tourmalet de la peluquería

Redacción PlanetLook16/01/2017
Los equipos en peluquería somos como los de natación sincronizada. Para que el resultado sea intachable, tenemos que movernos todos juntos y en bloque en busca de un mismo objetivo.
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Por José García

Publicado en revista C&C Magazine #171

La Navidad, época de alegría y derroche. Por unos días, la sociedad torna hacia un estado mental más sensible, esperanzado y generoso. Algunos puristas fundamentan esta metamorfosis en sus ideales, pero la realidad es que, en un par de semanas, se dan cita multitud de eventos: las vacaciones escolares, los acontecimientos tanto civiles como religiosos, los multitudinarios encuentros familiares y la magia ilusionante que recorre las iluminadas calles en busca de sonrisas.

En comparación con la temporada de verano donde los momentos álgidos de trabajo se distribuyen durante varios meses, y aunque ocasionalmente existan días más intensos, la época que se acerca es similar pero más concentrada. En poco más de dos semanas, el periodo entre el “puente de diciembre” y la Nochebuena, pasan por nuestros salones los mismos clientes que durante todo el verano.

Todos estos ingredientes no son sino la causa y la consecuencia de la situación que se avecina. Tanto en el mundo de la peluquería como en el resto de comercios la quincena prenavideña se puede considerar temporada alta. Se trata de un pico instantáneo de trabajo en el que solo los mejor preparados son capaces de triunfar. Esta preparación es la clave del éxito. Muchas cuestiones nos parecen tan indiscutibles que sobrarían en este artículo, pero si algo aprendí una vez es que “nada se evidencia, si no se revela”.

La programación
A pocos comercios les favorece que sus empleados se tomen las vacaciones durante esta quincena. Siendo una premisa tan lógica, puede ocurrir que la falta de previsión haga que llegue el primero de diciembre y una parte del personal tenga todavía días de vacaciones pendientes de disfrutar antes de fin de año.

Para que esto no suceda es importante marcar lo antes posible el calendario de vacaciones, si bien este año puede que ya sea un poco tarde, es el momento de confeccionar el próximo.

El señuelo
El estrés desarrollado esta temporada es importante. Las agendas se congestionan y apenas existe tiempo para imprevistos. A veces ocurre que el color no sube bien a la primera o que la clienta tiene mucha cantidad de pelo y se nos desequilibra la agenda. En estos casos es inevitable que alguien salga con retraso y no solamente los clientes, sino también los peluqueros. En estos casos nuestros clientes, quien más o quien menos, entienden la situación y esperan su turno, mientras disfrutan de un pequeño aperitivo que le obsequia el salón.

En cambio, nuestro equipo, además de tener que finalizar los trabajos esos días cargados de imprevistos, acumula día tras día mayor tensión, pudiendo provocar la pérdida de carisma hacia el cliente. Cuando esto ocurre, lo mejor es desviar la atención hacia otro punto.

Programar entre todo el equipo una cena de empresa, organizar el “amigo invisible” o premiar el esfuerzo extra de estos días, si la economía lo permite, con unos dulces navideños, son aspectos que seguro desvían la atención en los inevitables momentos de estrés.

Lo que nunca puede ocurrir es que el cliente se marche del salón insatisfecho ni que reciba un trato descortés.

Nuevas oportunidades
Los estudiantes de peluquería necesitan hacer prácticas laborales para la obtención del título. Seguramente todos ellos están perfectamente preparados para desarrollar cualquier labor, ya que los formadores así lo avalan en los títulos que otorgan. Lo único que les falta a estos alumnos para ser profesionales es la experiencia, el enfrentarse a la realidad sin el cobijo del profesor: atender el teléfono para asignar citas, el contacto autónomo con el cliente, el cambio de rol que provoca el dejar de ser alumno para empezar a ganarse la vida. Son cuestiones que tienen que pasar y, si no fuera muchas veces por estos picos de trabajo, estos jóvenes apenas tendrían oportunidades para integrarse en el mundo laboral.

Si históricamente tu salón llena la agenda durante estos días, quizás podrías plantearte la posibilidad de dar prácticas a los estudiantes. Si bien el primer día no serán capaces de aportar gran cosa, seguro que, si se incorporan con un tiempo de antelación suficiente, en las fechas que barajamos, son capaces de hacer algo más que barrer el salón.

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