La estética profesional afronta 2025 con un cliente más exigente y un sector en plena transformación

La semana pasada estuvimos en la presentación del Estudio Campo 'Situación de los Centros de Estética Profesional 2025', elaborado por KeyStone para Stanpa.

El informe ofrece una visión completa del momento que vive el sector y de cómo evolucionará en los próximos años. Más allá de los datos, la presentación dejó un mensaje claro: la estética profesional se encuentra en un punto de inflexión marcado por un cliente más preparado, un mercado más competitivo y un negocio que necesita adaptarse con rapidez.

El estudio confirma un cambio profundo en el comportamiento del consumidor. Hoy, la estética se entiende como parte de un estilo de vida centrado en el bienestar y la salud. Sin embargo, esta mayor conciencia viene acompañada de un fenómeno importante: el acceso masivo a información no siempre fiable, que genera confusión y sobrecarga.

Y aquí aparece un dato clave: aunque el cliente se informa mucho en redes sociales, cada vez confía menos en 'influencers'. Cuando la información es contradictoria, vuelve a buscar la opinión del profesional. Para los centros de estética, esto supone una oportunidad clara: reposicionarse como referentes en diagnóstico y prescripción.

El estudio destaca además que las generaciones más jóvenes entran en el sector antes que nunca —a partir de los 18 años—, a menudo utilizando en exceso productos potentes como retinol o ácidos exfoliantes. Esto exige más acompañamiento profesional para evitar daños en la piel y orientar rutinas seguras.

El informe divide el mercado en tres ámbitos: medicina estética, cosmética avanzada y cosmética tradicional. No es solo una clasificación técnica, sino un mapa de competencia real.

• La medicina estética crece y atrae a clientes con más renta porque ofrece resultados rápidos y percibidos como más eficaces.
• La cosmética avanzada, trabajada en centros profesionales, se convierte en el puente ideal entre bienestar y eficacia.
• La cosmética tradicional sigue siendo esencial, pero ya no es suficiente para fidelizar por sí sola.

Para el profesional, la conclusión es clara: hay que definir el posicionamiento del centro y comunicarlo bien. Si la medicina estética avanza, la estética debe reforzar su diferenciación: cercanía, seguimiento personalizado, experiencia, bienestar, sostenibilidad y resultados progresivos pero seguros.

El estudio señala que uno de cada cinco españoles acude a un centro de estética varias veces al año —una cifra muy significativa—, pero lo más relevante es por qué escogen un centro.

Los tres factores decisivos son:

• Limpieza: más que un estándar, hoy es un indicador de profesionalidad.
• Calidad del producto: el cliente quiere saber qué se aplica y por qué funciona.
• Profesionalidad del personal: la técnica y la formación marcan la diferencia.

Aunque el porcentaje de usuarios de medicina estética sigue siendo bajo (3,7%), el estudio advierte de que estos centros sí captan al público con mayor capacidad de gasto, lo que evidencia la importancia de reforzar el valor añadido en estética.

El análisis de 480 centros ofrece una fotografía clara:

• La gran mayoría (67%) son centros exclusivamente estéticos.
• Un 19% forma parte de peluquerías, un modelo que sigue creciendo porque genera tráfico y venta cruzada.
• Los centros médico-estéticos alcanzan ya el 14%, casi el doble que en 2019, lo que confirma una tendencia al alza.

Un dato llamativo es que solo el 8% de los centros estéticos colabora con médicos. Esto limita la oferta de servicios mixtos, que hoy son muy demandados. En centros grandes, la colaboración sube al 24%, indicando que la diversificación se relaciona con estructuras más consolidadas.

El índice de confianza del sector se sitúa en +33%, una cifra notable tras años de incertidumbre. Casi la mitad de los profesionales se siente optimista de cara a 2026.

Donde más aumenta la confianza es en centros ubicados en peluquerías y en centros médico-estéticos, impulsados por su capacidad de captar perfiles de clientela muy diversos.

Para los negocios, este clima optimista sugiere un momento propicio para invertir, reformar o modernizar servicios.

La frecuencia de visitas se mantiene estable:

• La mayoría (51%) acude una vez al mes.
• Un 18% visita el centro semanalmente.
• Un 31% lo hace de forma ocasional.

Este comportamiento mensual abre oportunidades para diseñar programas de fidelización, bonos, mantenimiento mensual o rituales estacionales.

El dato más relevante: el 62% de los centros realizará cambios antes de 2027.

La mayoría apuesta por:

• Refuerzo del 'marketing' y redes sociales: ya no basta con estar: hay que comunicar bien.
• Ampliar o renovar el espacio del centro: el cliente busca entornos cuidados, modernos y coherentes con el servicio.
• Asociarse con otros profesionales: una tendencia que crece para diversificar y generar sinergias.

Solo un 16% prevé reducir o cerrar, principalmente centros pequeños o con menor capacidad de inversión.

Curiosamente, los centros en peluquerías son los que más valoran esta categoría, mientras que los médico-estéticos siguen centrados en eficacia clínica.

La presentación dejó una sensación clara: 2025 será un año de cambios, pero también de oportunidades. Para el profesional de la estética, estas son las claves accionables:

1. Reforzar la formación y el diagnóstico: el cliente quiere información fiable.

2. Potenciar comunicación y 'marketing' digital, no basta con hacerlo bien: hay que saber contarlo.

3. Diferenciarse de la medicina estética sin competir frontalmente: bienestar, experiencia, trato y personalización.

4. Actualizar el espacio y la experiencia en cabina: el cliente lo percibe como un valor real.

5. Incorporar sostenibilidad y cosmética natural: es un criterio decisivo que seguirá creciendo.

El estudio confirma que la estética profesional está en un punto de evolución y que quienes sepan adaptarse podrán crecer en un mercado cada vez más informado, exigente y orientado al bienestar integral.