Ballester Barber Shop
Emilio Ballester
Hace unos pocos meses Emilio Ballester abrió un segundo establecimiento en el centro de Barcelona con un concepto completamente diferente a su primera barbería y que la hace realmente única.
Emilio Ballester ha inaugurado su segundo establecimiento en la calle Valencia de Barcelona cerca de la Sagrada Familia en una zona distante y distinta de su primer local. A los tres meses de abrir las puertas la nueva Barber Shop, Ballester ha tenido que ampliar personal. Ya son seis las personas que trabajan allí.
El porqué del éxito
“La gente busca cosas diferentes y sentirse especial”, explica Emilio Ballester. Y eso ofrece su nueva barbería: algo distinto. Al principio, los clientes se quedan mirando hacia el interior del salón en el que se adivinaba al fondo una barra de bar tipo inglés. ¿Qué es una barbería o un bar? “Muchos de ellos entran por pura curiosidad, luego lo prueban, les gusta y repiten”. Sin embargo lo que funciona es el boca a boca entre vecinos del barrio, conocidos y amigos. Algunos seguidores de Emilio Ballester por las redes sociales que no eran clientes, acudieron cuando abrió sus puertas porque “ahora estáis en mi barrio”.
Espacios diferenciados
Una barbería en un local con más 50 metros cuadrados es poco habitual. Esta amplitud de espacio ha permitido crear zonas diferenciadas: corte, afeitado y lavacabezas. Los clientes se sienten más cómodos y los profesionales trabajan mejor. “Aquí el cliente se siente a gusto y tranquilo”. Se ha escogido un mobiliario clásico e intemporal de aire británico, en un ambiente muy masculino.
Tras una cortina apenas recogida, se percibe una barra de bar inglés y cuando se traspasa, se ve al fondo un billar y un cómodo sofá. Lo que se concibió como un complemento se ha convertido en un factor dinamizador del local. Hoy vienen grupos de amigos a jugar al billar, a charlar y a beber una cervecita mientras esperan el turno para cortarse el pelo o para un afeitado. También se han organizado eventos paralelos como una demostración de gintonics o alguna fiesta. “El bar nos da vida”. Por cierto, tienen hasta su propia marca de cerveza “Barber Shop Ballester”. Las cervezas y las aguas son obsequio de la casa.
El bar que se concibió como un complemento se ha convertido en un factor dinamizador del local.
Servicios potenciados
En la calle Valencia han optado por una barbería clásica, aunque estén abiertos a las demandas de los clientes. El tener un espacio diferenciado para el afeitado ha añadido valor al ritual. “Es un servicio que prácticamente se había perdido. Muchos hombres lo conocían de oídas, y ahora que lo han descubierto, lo aprecian muchísimo” reflexiona Ballester.
La clientela de Barber Shop se interesa por los tratamientos que se aplica. La venta surge de manera muy natural a través de la conversación. Es el cliente el que pide el producto porque considera que el producto le conviene. Esto obliga al equipo a estar muy bien preparados, conocer los productos en profundidad y estar al día de las tendencias. También es importante saber gestionar los stocks para poder satisfacer la demanda.
Las nuevas tecnologías
Hay quien pasa por la calle, descubre el local y consulta las opiniones online. Sin disimulos, delante de la puerta. Como son buenas, entran. Por todo ello, Ballester está potenciado Facebook e Instagram. Además, está desarrollando un App propia para gestionar las reservas online.
