Identity
Personalidad y cercanía
por Magda Simó
El cuidado en los detalles y la personalización del ambiente es seguramente lo primero que marca la diferencia en Identity. En pleno centro de Valencia, este salón aúna barroco y minimalismo con total armonía en un amplio espacio con dos alturas y suelos de madera. Un salón donde Cristian Vendrell ha conseguido crear su proyecto personal de peluquería, cercano a la vez que extremadamente chic.
Cuando traspasas el umbral de Identity, situado en una de las zonas nobles de Valencia, te das cuenta rápidamente de que la personalidad de su propietario, Cristian Vendrell, impregna el espacio de trabajo con un aire atemporal y classy. La identidad, personal e intransferible, de este salón, está clara, y se ve en el respeto con el que se ha tratado la arquitectura propia del local, integrándola en la decoración y en los detalles del interiorismo. Identity cumple este año su quinto aniversario como uno de los referentes de la nueva peluquería de prestigio en la capital valenciana. “Han pasado muy deprisa”, coincide Cristian Vendrell, “pero la verdad es que ha sido muy motivador ir creciendo como peluquero poco a poco durante este tiempo”. Tras varios años de trabajo en diferentes ciudades y países, a su vuelta a su ciudad natal, Cristian se planteó emprender su camino en solitario, “que era el proyecto que llevaba cavilando desde hace mucho tiempo, un salón propio en el centro de Valencia”, añade.
Su trayectoria anterior, siempre en salones céntricos frecuentados por clientela de un cierto poder adquisitivo, marcó la zona elegida para abrir Identity, en una de las calles que conforman la zona más comercial y señorial de Valencia, y donde además se encuentran algunos de los mejores salones de la ciudad. “Me gustaba la idea de una zona con mucho paso, que hubiera movimiento de gente y de comercios, creo que eso atrae a más clientela, y además, yo quería estar al lado de las mejores peluquerías”, explica entre risas. Entre tanto salón de renombre, Identity consiguió posicionarse como un salón que ofrecía un esmerado servicio a sus clientes, haciendo que se sientan como entre amigos y muy cómodos con el entorno que les rodea, lo que es la clave de la fidelidad de la clientela para Cristian Vendrell.
El local ya había acogido anteriormente una peluquería, así que el proceso de puesta en marcha fue mucho más sencillo porque no fue necesario pedir licencias de apertura del negocio. “Además, conté con la gran suerte de tener en mi familia gente dedicada al sector de la construcción, así que pudimos hacer la reforma en tiempo récord y abrir las puertas de Identity antes de lo esperado”, añade. Por otro lado, las dos alturas que posee el local en origen permitieron separar los ambientes de un modo natural, sin cerrarlos, haciendo muy agradable el espacio, que en total suma unos aprovechadísimos 150 m2 que se presentan en forma de L. En la altura a pie de calle se encuentra la entrada y la zona de recepción, presidida por un mostrador de capitoné blanco y una impresionante lámpara barroca de cristal negro. “Ya que el local no tiene mucho escaparate, queríamos que cuando pasara la gente llamara mucho la atención el interior, por eso colocamos esta gran lámpara. La verdad que resultó efectivo, porque muchos clientes nuevos me dicen que les atrajo la luz que se veía desde el exterior”, explica Cristian. En general, en todo el salón se combinan el estilo barroco y las líneas más modernas, “rompiendo con toques muy específicos”, como defiende el propietario, que además se contrastan con las paredes de piedra antigua que poseía el local. El blanco y el negro se eligieron como base para el interiorismo del local para lograr esa atemporalidad y limpieza, que luego se contrasta con el suelo de madera y ciertos toques barrocos, como los paneles estampados o algunas piezas de mobiliario. “Si tuviera que destacar una pieza del salón que me parezca identificativa, diría que a los clientes les llama mucho la atención las pantallas que tenemos sobre cada lavacabezas, donde ponemos imágenes de moda y shows y seminarios de Identity”, explica Cristian.
En la zona más alta del salón, se encuentra la zona de corte y peinado, y en la zona más interna, tranquila y privada se sitúan la zona de lavacabezas, la zona técnica y una sala zen para tratamientos y relajación, además de las zonas para uso privado de los trabajadores. En total, el salón suma 12 tocadores, además de uno específico para maquillajes. “Cuando abrimos el salón, la duda de si montar zona de estética o no fue una de las cosas que más quebraderos de cabeza nos produjo, y al final nos decidimos por crear una zona de maquillaje y manicuras y dar solamente estos servicios, que creemos que son los más compatibles con la peluquería”, explica Cristian.
En cuanto a la iluminación, se buscaron diferentes tonos de luz en el espacio, por lo que se jugó con lámparas decorativas, iluminación difusa en todos los tocadores y puntos de luz encastrados en el techo, para que no quedara una luz uniforme y se destacaran las zonas que precisan más luz. “Como os decía, mi familia se dedica a la construcción, y junto con el arquitecto que colabora con ellos, encontramos esta solución que combina diferentes tonos e intensidades para conseguir un ambiente lumínico muy armónico. Sin embargo, en el interiorismo no me fue necesario recurrir a asesoramiento profesional, porque mi mujer, Yolanda Izquierdo, tiene un gran gusto para la decoración y entre los dos fuimos juntando ideas. Teníamos muy claro lo que queríamos y la verdad es que ella fue una parte muy importante de todo este proyecto”, concluye Cristian.
Así se resume Identity, con cercanía. Un proyecto personal, construido desde la ilusión, que parte de una personalidad bien definida y ofrece una peluquería de alta calidad en un ambiente cuidado, donde la vanguardia se encuentra con la atemporalidad y da lugar a una identidad propia.
