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Peluquerías originales

La Pelu de Amparo Fernández

Clase atemporal

por Magda Simó

La elegancia, en el salón de Cabo de Cruz de la estilista Amparo Fernández, se construye en base a tres máximas: calidad, simplicidad y actualidad. El blanco roto y el wengué, junto a toques puntuales de color, se confabulan para vestir un espacio diáfano, donde el orden es dueño y señor. Atemporal y cosmopolita, La Pelu posee una clase innegable. 

La Pelu, el salón de la estilista gallega Amparo Fernández, está situado en la zona costera de Cabo de Cruz, en Boiro, La Coruña, pero podría ubicarse en cualquier céntrica calle de cualquier cosmopolita ciudad europea. De hecho, nada en él lo vincula al lugar geográfico donde se ubica, por expreso deseo de su propietaria: “No nos condicionó para nada el entorno. El concepto lo ideamos, diseñamos y desarrollamos de forma completamente libre, aislándonos absolutamente. Lo único que pretendíamos era conseguir un espacio diferente a lo habitual en este tipo de localidades”, explica Amparo. Así surgió La Pelu, el proyecto personal de una profesional apasionada que supo desde el principio que regentar su propio negocio y formar su propio equipo eran sus objetivos.

“Siempre me ha gustado estar rodeada de mi gente, así que a la hora de abrir mi propio salón no me pensé mucho dónde”, explica Amparo Fernández cuando se le pregunta por el lugar escogido para abrir su negocio. Cabo de Cruz es una localidad pequeña, pero con una animada vida turística, y La Pelu se ha convertido en un auténtico referente de moda y diseño en la zona. “Todo el equipo hacemos un ejercicio constante de superación, tratando de renovarnos constantemente, por dentro y por fuera”, añade Amparo. Este ansia por mantenerse al día se observa claramente en el interiorismo del salón, que ha sido renovado varias veces desde su apertura en 1987. “En 2006 hicimos la renovación total, en comunión con nuestra filosofía de intentar estar a la altura de los tiempos que nos toca vivir”, argumenta.

Como buena maniática del orden, como se autodefine, Amparo Fernández optó por un interiorismo minimalista en la redecoración del salón. “Aunque reconozco que es materialmente imposible, mi objetivo es que todo esté en su lugar durante la jornada de trabajo”, explica entre risas. Junto a Isolina, la interiorista de La Nueva Moderna, Amparo dio forma a un espacio muy personal que destila clase y elegancia, con la presencia destacada de materiales nobles, como la madera wengué, el acero y el cristal al ácido. El orden fue el criterio que primó en el diseño del espacio, y gracias al trabajo conjunto con una experta en interiorismo como Isolina, se consiguió aprovechar al máximo los 80 metros cuadrados con que cuenta el local. Para el mobiliario profesional contaron con la ayuda de Roberto, de Concepto Vaco, y escogieron piezas de MG Bros y Gamma. “Para mí, todo el mobiliario es especial, pues está hecho en exclusiva y a medida, porque quería la mejor calidad y confort para el cliente” explica Amparo.

“Las piezas decorativas tienen un toque más personal: las bandejas de productos las traje de París, los revisteros de Holanda y contamos también con unas piezas únicas de Becara, de 1964”, concluye.  Amparo Fernández recurrió también al asesoramiento de un experto en merchandising para optimizar el espacio de reventa.

A pesar de que todo el interiorismo se articula con los puntales básicos del blanco roto y el wengué, cada temporada La Pelu vive una renovación cromática cuidadosamente seleccionada: “Nos arriesgamos cada año a darle un estallido de color, y este año tocó el azul turquesa, presente en la tapicería de algunos sillones y otros toques”, matiza la estilista. El salón consta de dos espacios diferenciados entre sí, gracias a la última reforma realizada este 2011, que creó un espacio privado para tratamientos personalizados. 

La zona de lavacabezas está integrada en el espacio diáfano del salón, pero con una iluminación más tenue. Para Amparo Fernández el capítulo de la iluminación es uno de los más importantes a la hora de hablar de interiorismo y en su salón cada zona posee un tratamiento diferenciado de la luz. Mientras la recepción y el área central gozan de una iluminación cálida, los seis tocadores del salón se iluminan con unos focos de halogenuros metálicos que dan la luz perfecta sin alterar el color. Por otro lado, la cabina privada, donde se ubica un séptimo tocador, cuenta con cuatro tipos de iluminación, seis focos con tres tipos de encendido, imprescindibles para un buen acabado del maquillaje, y una lámpara con luz indirecta utilizada para los masajes de relajación. Aunque en La Pelu no disponen de una cabina de tratamientos estéticos, si dan la importancia que merece a los tratamientos de belleza complementarios, de modo que cuentan con material portátil, como mesas de manicura o reposacuellos individuales con los que se realizan los servicios de diseño de cejas, maquillaje o uñas.

“A lo largo de todo este tiempo al frente de La Pelu he llegado a la conclusión de que es muy importante estar en la mente de nuestros consumidores, animarles a la innovación y pensar en sus posibilidades, incluso en las económicas”, explica la propietaria. La Pelu cumplirá este 2012 veinticinco años de andadura, una historia de éxito labrado a pulso, con los pasos medidos y la mente muy clara. Como dice Amparo, “el éxito es un hábito de saber escuchar, entender, analizar y acabar cada día con la satisfacción personal de hacer las cosas lo mejor que puedes”.

La Pelu de Amparo Fernández

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