Álvaro The Barber, genio y figura

Redacción PlanetLook02/07/2015
Aglutina elogios y parabienes. Su barbería lleva su apodo: Álvaro The Barber. El título de Mejor Barbero de España en la primera edición de los premios de Barberías con Encanto le ha puesto una alfombra de plata en el camino, pero ha caído en un asfalto con buenos cimientos.
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Texto: Celia Lozano Fotografía: Daniel del Castillo

Aglutina elogios y parabienes. Su barbería lleva su apodo: Álvaro The Barber. El título de Mejor Barbero de España en la primera edición de los premios de Barberías con Encanto le ha puesto una alfombra de plata en el camino, pero ha caído en un asfalto con buenos cimientos. A Álvaro The Barber no le deslumbran los focos de la fama. Sabe cual es su sitio este chico de Logroño. Y, aunque pasar del anonimato a protagonizar reportajes no es cosa fácil, él lo ha logrado sin dejar atrás su sonrisa franca y su inconfundible aire picarón escondido tras sus inmensas patillas.

Hijo, sobrino y hermano de peluqueros; con esta saga lo raro era ser contable. Pero a Álvaro The Barber nunca le dio por ahí. Así que con siete peluqueros en la familia -todos ejerciendo en Logroño-, sólo había dos salidas: o quieres a tu familia a rabiar o te envidian a morir. Y Álvaro optó por lo primero: “nos llevamos muy bien porque hemos trabajado juntos. De hecho, hemos salido todos de la peluquería de mi padre, Alberto Calvo”.

Él mismo comenzó allí con 13 años. “El 70% de lo que soy técnicamente se lo debo a él”, pero no todo porque quién más le ha enseñado de la vida ha sido su madre. “Mis padres se divorciaron cuando yo tenía 10 años y ella es una mujer que continuamente me ha dado lecciones, es una gran luchadora”.

No es un tipo de medias tintas este Álvaro The Barber. El pasado agosto decidió sepultar los últimos 14 años de su vida y comenzar a cimentar un nuevo horizonte, pero no muy lejano, uno casi palpable, desde donde hacer cada vez más lo que desea. “Estoy en el camino de hacer lo que me da la gana: hacer el servicio como yo quiero, gestionar mi tiempo y el trato con el cliente como siempre he creído que debía ser...”. Y se lo ha permitido esta vorágine de éxito y soltura en las redes sociales que lo han convertido en el peluquero más seguido en ellas. ¿Cuál es el truco? “Lo único que hago es decir lo que me sale de las vísceras, digo lo que pienso. Y vivo mi trabajo igual, desde un punto de vista muy romántico”.

Quizá por eso “era el momento de reflejar el cambio también en mi barbería, es un punto y aparte”. La reforma integral la realizó en agosto de 2014 un cliente y amigo buscando “evocar las barberías antiguas, con los sillones de Henry-Colomer del año 1976”. En total 40.000 € de gasto para casi 40 m2 en la planta baja y 25 más en la planta superior, destinados a cabina de estética, despacho y almacén. Un mobiliario nórdico muy funcional y una lámpara que impacta completan su nuevo mundo laboral. “Los sillones son los que compró mi padre cuando montó su primera barbería, con ellos empecé a trabajar y son parte de mi vida”. Y ahora, con los años, Álvaro ha hecho un trueque con Alberto “se los he quitado y le he dado los míos, y está encantado de que continúen en casa”.

“Siempre he querido que mi barbería fuese una especie de Club Social, desde la decoración al tipo de cliente, la música... Recuperar ese espacio donde estar una hora y media, ese punto de encuentro para saludar, leer el periódico y hablar. Que vengan los clientes a pasar un buen rato y lo estoy consiguiendo poco a poco, porque la gente me lo hace ver”. Entonces llegamos a la disyuntiva entre tiempo empleado en cada corte y el montante de la caja al final del día, y este tipo con pinta de duro y alma de pájaro lo sigue viendo todo nítido “yo quiero dedicarle, por lo menos, 30 minutos a cada cliente y que no vengan con prisas. El hombre que busca precio no viene a mi peluquería, yo tengo un precio medio- alto para el corte de pelo en Logroño (17,5 ), pero me gusta recibir a un amplio espectro de gente”. Y ésta es otra meta que también está alcanzando, pues su público se nutre en un 70% de personas entre los 20 y los 50 años.

“Para mí es importante no trabajar a mata caballo, huyo de eso. Lo he sufrido durante años y he agachado la cabeza en el sillón”. Pero ya no: Su vida ha girado para mejor. ¿Cuándo? “Hace dos años y pico. Quise salir y compartir. Me paré a reflexionar y me planteé que mi manera de trabajar hasta entonces no era la que yo deseaba para el resto de mi vida. Por eso ahora mi peluquería es cada vez más parecida a lo que yo siempre he querido que fuese”.

Foto de apertura: Álvaro The Barber junto a su equipo: Luz González e Ignacio Vedia.

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